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El lunes comienza la suspensión de trabajadores en el sector petrolero

20/02/16 – Por roberto aguirre robertoaguirre@rionegro.com.ar – Se acabó el tiempo de espera. A partir del lunes comenzarán las suspensiones de trabajadores petroleros en la Cuenca Neuquina. Las 40 empresas de servicios petroleros, las operadoras y el gremio definen por estas horas a cuánta gente alcanzará y cómo serán las rotaciones, de modo de repartir los efectos entre toda la masa de asalariados que tiene el sector.

 

 

 

 

El gerente de una importante petrolera local calculó que, a partir de este plan de contingencia, la actividad petrolera en Neuquén se reducirá un 20% en los próximos tres meses. Sólo en salarios, dejarán de circular unos 200 millones de pesos en el territorio.

 

 

 

 

El acuerdo de suspensiones implica, al menos en los papeles, que todos pongan un poco. El sector del trabajo resignará hasta un 50% de su salario mientras permanezca suspendido y en ningún caso superará los 40.000 pesos. El Estado financiará los aportes y contribuciones de esa masa de empleados, que se calcula no superarán los 2.000 de forma simultánea. El gremio, en tanto, dejará de percibir el 50% de la cuota gremial. La duda está en cuál será el aporte que harán las empresas.

 

 

 

 

En Neuquén tanto YPF como las principales operadoras serán las que financien, directa o indirectamente, a esos trabajadores parados. Por ahora, calculan que las pymes no se verán afectadas, es decir que seguirán con el ritmo de trabajo normal. Sí, en cambio, lo harán las grandes empresas de servicios como Schlumberger, Halliburton o Weatherford, de las cuales se espera que aporten su «cuotaparte» en esta compleja situación.

 

 

 

 

El foco está puesto en la mano de obra, que según las empresas es más cara en la región que en otros países del mundo. No sólo por el costo salarial sino por la «grasa» –para usar la inoportuna expresión del ministro de Energía Alfonso Prat Gay– que hay dentro de los yacimientos. Las empresas se quejan de que sobra gente para tareas poco sofisticadas. Hay casos donde este personal (a menudo puesto a dedo) hizo duplicar los costos en dólares en pocos años, una suba imposible de tolerar para cualquier actividad.

Pero mientras se pone el foco en el sector del trabajo poco se dice de los abultados márgenes que cobran y cobraron históricamente muchas empresas de servicios, tanto locales como extranjeras. Márgenes que las operadoras, sobre todo YPF, sostuvieron sin mayores quejas cuando la formación Vaca Muerta aparecía en el horizonte como el nuevo El Dorado.

Así prosperaron empresas poco eficientes que entraron al negocio de la mano de padrinos políticos y que impusieron un costo extra para sostener ganancias imposibles de encontrar en otro sector de la economía. De ese «sobrecosto» nadie habla.

POZOS

Mientras avanzan con el plan de contingencia, las operadoras, como equilibristas, redibujan los números para hacer sobrevivir el negocio. Las privadas ya evalúan planes de achique general. Algunas vienen haciéndolo de forma subterránea, como Chevron con El Trapial. Otras, sencillamente reducirán de forma marcada las perforaciones para sobrevivir con los pozos que ya tienen en producción.

El mayor desafío lo tendrá YPF para sostener los altísimos costos que tiene la producción no convencional. Y los datos son poco alentadores. Sobre todo porque los viejos yacimientos, que podrían servir de colchón para épocas de vacas flacas, también se encuentran con costos por encima de lo deseado.

El gerente de una petrolera al tanto de los números de la compañía bajo control estatal explicó que el lifting cost –el dinero que se necesita para sacar un barril del subsuelo– en yacimientos como Chihuido de la Sierra Negra supera los 45 dólares.

Se trata de un petróleo complejo, porque es un yacimiento en declive, pero es lo más a mano que tiene Neuquén para salir del paso en materia convencional.

Ese costo, por ejemplo, está bastante por arriba de los 25 dólares que puede costar extraer un barril convencional en los yacimientos del Golfo San Jorge.

Otro dato que sorprende es la comparativa entre yacimientos. Según contó el mismo gerente, siempre según sus cálculos, un viejo yacimiento como El Trapial opera con la mitad de la gente que Chihuido de la Sierra Negra y produce casi lo mismo.

 

 

 

LAS OPERADORAS NEUQUINAS BUSCAN BAJAR LOS COSTOS DE PRODUCCIÓN EN LOS YACIMIENTOS.

El sector del trabajo resignará hasta un 50% de su salario mientras permanezca suspendido.

El problema con estos bloques de Rincón es que tomaron mucho personal cuando eran las joyas petroleras neuquinas, pero luego fueron quedándose atrás en términos productivos.

Un pantallazo sobre la Cuenca da cuenta de que sólo YPF tiene unos 31 equipos parados entre perforadores, workover y pulling. Los aparatos, sin embargo, no dejan estas geografías a la espera de que puedan en el mediano plazo remontar tareas, al menos en parte.

Y esto no tiene que ver con la actividad en sí, sino con el barril criollo. Esa invención nacional que colocó el crudo interno en 67,5 dólares les garantiza a las empresas márgenes que no obtienen en ningún otro lugar del mundo, donde no supera los 33 dólares.

En Estados Unidos, por caso, se bajaron dos tercios de los equipos que estaban en el campo: de 1.600 quedaron 500.

EL VECINO COMPLICADO

Mientras este panorama asota a la Cuenca Neuquina, en el sur las cosas no están mucho mejor.

La salida chubutense a este conflicto, que a diferencia de Neuquén no contempla suspensiones, empieza a mostrar los hilos. Para disgusto del titular del sindicato Jorge Loma Ávila y del gobernador Mario das Neves varias empresas no cumplieron con el compromiso de levantar equipos. La más díscola de todas es Tecpetrol, el brazo petrolero de Techint, que inclusive insiste con la necesidad de despedir personal.

Ante esta situación se lanzó un paro total que a las pocas horas fue levantado tras dictarse una conciliación obligatoria.

La situación estructural de Chubut es distinta a la de Neuquén por muchos motivos enumerados hasta el hartazgo. Pero hay uno del que se habla poco y es la propia configuración de empresas que operan en esa provincia. A diferencia de las tierras de Vaca Muerta, donde la que manda y tira del carro es YPF, allí es PAE, la petrolera de los hermanos Bulgheroni, la que «dirige la orquesta». Es una empresa privada que, al igual que Tecpetrol, paga un costo político mucho menor que la firma estatal a la hora de plantear una reducción de la actividad.

Curiosamente, las cosas se dieron al revés. Mientras Neuquén aceptó un esquema de rotaciones, Chubut se mantuvo firme en sostener puestos de empleo y salarios. Esta opción empieza a mostrar sus puntos flojos.

Para colmo, Ávila se encuentra en una encerrona. La única opción que tiene es romper todo y paralizar yacimientos, una medida que paradójicamente podría aliviar a las empresas y sólo perjudicar a la provincia.

Es posible adelantar entonces que, más tarde o más temprano, el «plan neuquino» llegará a Chubut.

Ese día Guillermo Pereyra se relamerá. El sindicalista, en plan dialoguista, sostiene su vínculo con Macri y con el gobernador Omar Gutiérrez y enfrenta los costos políticos de tener que tolerar suspensiones. Si el plan de rotaciones efectivamente llega a la provincia del sur, ya no habrá nadie que pueda correrlo «por izquierda».

 

 

EN CHUBUT, EL PANORAMA SE COMPLEJIZA Y LA ACTIVIDAD SIGUE FRENADA.

 

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