La madre de Agustina dice que «fueron a matarla»

La madre de Agustina Fernández aceptó un mano a mano con El Diario. Las sospechas. Por qué Silvina Cappello piensa que «hay algo más» y no cree en la hipótesis del robo. «Ella dejó las luces prendidas y las cortinas abiertas, bajó, pero volvía, no se iba a juntar a cenar», sostuvo.
La madre de Agustina Fernández, la joven pampeana asesinada en Cipolleti, Silvina Cappello, afirmó este sábado que lo sucedido con su hija «no fue un robo». «Fueron a matarla, acá hay otra cosa y no voy a parar hasta que salte», señaló la mujer, en una entrevista con El Diario. Contó que su hija fue atacada «con mucha violencia» en la cabeza.
Cappello renovó sus sospechas por el rol que tiene en el crimen el vecino de Agustina, Pablo Parra, en cuyo departamento se cometió el homicidio. Cappello le dijo a El Diario que su hija había dejado las cortinas abiertas, la billetera y la campera arriba de la mesa del monoambiente que alquilaba -un monoambiente, arriba del departamento que fue la escena del crimen-, razón por la cual no cree la versión de que esa noche pensaba cenar con su vecino.
«El viernes ya había cenado ahí. ¿Qué fue a hacer el sábado? No lo sé», manifestó la madre de la joven.
Pablo Parra, quien era el amigo de Agustina, el inquilino del departamento donde fue asesinada, brindó un relato que se ajusta a la hipótesis de robo. Pero la fiscalía tampoco descarta su participación en el hecho. Este viernes difundieron un identikit de un posible sospechoso.
La joven estudiante santarroseña, de 19 años, había comenzado la carrera en Ciencias Médicas de manera virtual. Cuando se terminaron las restricciones por el Covid, viajó con su mamá en febrero a buscar departamento en Cipolletti para iniciar las clases presenciales. El sábado de la semana pasada fue atacada en la casa de un amigo. Primero le diagnosticaron muerte cerebral y hace tres días se confirmó su fallecimiento. Aún no hay detenidos por el crimen.
«No voy a parar»
Silvana Cappello brindó una extensa entrevista a El Diario este sábado por la mañana. «Yo quiero ser la voz de mi hija, esto pasó de ser un robo, a un crimen, que ya no tiene nombre. Esto no puede seguir pasando», dijo la mujer, que hace una semana tuvo la última videollamada con su hija, que pensaba viajar este jueves o viernes pasado hacia Santa Rosa.
«Le estaba yendo bien, había hecho un avance, era extrovertida, le costaba socializar», dijo Cappello. «Quiero que todo el mundo que haya visto ese hombre colabore», dijo, respecto al identikit que se difundió desde la justicia en las últimas horas, en búsqueda de ubicar a un sospechoso.
«Cada día que pasa me duele más. No puedo dormir pensando en esa secuencia de lo que ella vivió y que a nosotros nos queda la peor parte, de tener que buscar la verdad. Yo no voy a parar, no puede quedar esto acá», dijo.
La madre de Agustina Fernández trabaja en una inmobiliaria y el padre en Dafas. «Yo la empujé un poco, me sentí culpable. Ella tenía miedo. En todos los lugares donde estaba Medicina hay inseguridad. Cuando salía a las 8 de cursar le pedíamos que se tome un taxi», contó ella.
El identikit
Dijo que le costó encontrar alquiler en Cipolleti. Pero que a su hija le gustaba el departamento que finalmente rentaron. «Cuando llegamos, vi cosas. Por eso insisto: no vamos a parar, la respuesta no es quedarse buscando esta cara, hay que seguir investigando a todos», dijo, con el identikit en la mano.
«Esta persona lo hizo. ¿Fue a robar dos celulares y la plata que había y la mató? Acá hay otra cosa y no voy a parar hasta que salte», dijo.
Contó que desde la fiscalía rionegrina que lleva adelante la investigación la llaman día por medio. «Ayer nos pidieron autorización para publicar el identikit. No quiero que se dejen de investigar las otras pisas, esto no es el cierre», indicó.
-¿Es intuición? -consultó El Diario.
-Si, si es esta persona, tiene relación con otra cosa. A mí no me cierra cómo se manejó todo.
Las sospechas
«Yo lo primero que hubiera hecho es gritar y pedir ayuda, y después que la policía me diga si faltó algo. Le importó más lo material que ella convulsionando. Eso me rompió el alma, que la encontraron convulsionando. Él me llamó, 9 menos diez, frío, diciéndome que la habían asaltado en el departamento de él», rememoró Silvina.
-¿Qué viste en el departamento?
-Es algo que me lo guardo para mí. La seguridad era muy importante para nosotros. Sabíamos qué exigir como inquilino. Cubría mis expectativas, yo quería un complejo cerrado para que estuviera más segura. Pero fue un mal momento, ella estuvo en otro lugar, a mí no me cierra, dejó la luz prendida, como que volvía. Dejó su billetera y su campera ahí arriba. Ella volvía.
«Se iban a juntar a cenar, ella bajó, él salió a comprar un par de cosas, tarda una hora y cuando vuelve la encuentra tirada, convulsionando, llorando, no sabe. Y se va derecho al dormitorio, faltaban los dólares, ropa, y va al patio y ve una escalera, la reja caída, y sale a pedir a ayuda», rememoró la versión de Pablo Parra.
Dijo que Parra declaró que dejó el celular cargando en su casa y estuvo una hora afuera. «No te vas una hora sin celular», cuestionó esa versión. «Yo no le voy a decir a los investigadores qué tienen que preguntar. Pero está más claro que el agua. Yo salgo con el celular. Tenés disponibilidad en todos lados para enchufar. Hay cosas que no me cierran», insistió.
«Él llega y no tenía el celular porque se lo robaron. ¿Por qué dejó el celular? Me encanta la desaprensión que tiene para con el celular, hoy los chicos hoy no andan sin el celular.», deslizó.
«Cada uno va leyendo diferentes versiones. Soy la mamá, acá no fue un robo, no necesito escuchar ni leer. Siempre le dijimos que si le sacaban el celular no se resistiera. Fueron a matarla, le dieron con todo«, dijo. «Ojalá me equivoque», acotó.
En otra parte de la entrevista, Silvina Cappello confió que Agustina «no tenía novio, pero tenía relaciones con alguien, no quería nada serio», aunque consideró que esa persona no era su vecino. «Yo entré al departamento, ella tuvo relaciones el viernes o el sábado con alguien. Yo soy la mamá, abrí su billetera, su cartera. Ella bajó solo con las llaves, dejó las cortinas abiertas, como que volvía, estaba de par en par, ella iba a volver. No sé si se iban a volver a juntarse a comer», explicó.
«No se merecía esto»
En otro tramo de la entrevista, Cappello dijo que su hija «estaba feliz» estudiando y que la vio «entusiasmada» en mayo, la última vez que la vieron. «Se sentía bien en la universidad», dijo, sobre sus estudios en la Universidad del Comahue.
«Ella era humilde, dulce, no se merecía esto. No lo puedo creer todavía», lamentó.
«Al principio me sentí muy culpable, pero no podía tenerla encerrada en mi casa, no se puede vivir así. Yo lo que pido que los chicos signa estudiando, que esto no sea para que los padres no los envíen a otros lugares. La inseguridad está en todos lados, no sé cómo se puede hacer, nosotros salimos a trabajar todos los días, tratamos de ser normales, lo que a Agus le pasó no se lo merece ninguna chica o chico. Esto no fue un robo», afirmó.
«Cuando lo escuché al chico que me llamó, las cinco horas viajando de noche, mi marido repetía que tenía solución. Esto no fue una trompada y te saco el celular y me voy corriendo. No, no, no…», insistió.
La mujer pidió a las amigas que le cuenten a la fiscalía «si saben con quién estaba teniendo relaciones o que no se sientan perseguidas, pero acá hay algo… ya está. Alguien celoso, alguien que no se bancó un no, que no respetó su forma de vivir», dijo.
Donación de órganos
La madre también mencionó la decisión de donar los órganos. «Lo habíamos hablado, lo dijo cuando hizo el carnet de conducir. ‘Yo voy a donar los órganos. Yo voy a salvar vidas'», recordó.
«A mí me partió al medio ver todo el despliegue. La aplaudimos cuando se iba para quirófano. Para mí se recibió de médica. Para mí fue un orgullo, era muy querida por la familia, para mí ya cumplió o el sueño de ser doctora y ayudar. Yo no tendría la valentía», finalizó.