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El clima de Verano en La Pampa

Se definió una franja climática del centro del país que estaba en un «limbo». También aparecen modificaciones para la zona de la costa patagónica.

El primer día del nuevo año apareció una nueva actualización del pronóstico climático para el verano en Argentina y la nueva previsión trae básicamente una serie de cambios en las temperaturas que se esperan para enero, febrero y marzo.

Por un lado, se pudo terminar de definir cuál será la tendencia en La Pampa y otras cuatro provincias que hasta diciembre aparecían sin datos por la dificultad, precisamente, de marcar la categoría climática más probable.

Esas provincias, o mejor dicho parte de las mismas, eran el centro y oeste de Buenos Aires, centro y este de La Pampa, este de San Luis, oeste de Santa Fe y toda Córdoba. Ahora, el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) confirmó que allí las temperaturas se mantendrán dentro de los valores normales para esos meses.

Esa tendencia ya había alcanzado en el informe de diciembre a toda la Mesopotamia, el noreste de Buenos Aires (incluida la Capital Federal) y el resto de cada provincia de las mencionadas anteriormente. En todos esos casos, la previsión hasta noviembre -luego modificada- había sido la de un verano más caluroso de lo normal.

Es decir que la «normalización» en los casos mencionados se extiende cada vez más en el mapa, producto del efecto en esas zonas de una mayor humedad y nubosidad, lo que trae aparejado un promedio de temperaturas menos agobiantes en comparación con las que se registraron el verano anterior en plena sequía.

Los cambios que aporta la nueva actualización del SMN también involucran a otras tres provincias, pero en estos casos la situación se da a la inversa. Se trata de la costa patagónica, cuya categoría hasta ahora venía siendo la de temperaturas normales para el verano, mientras que en la nueva previsión aparece una alteración.

En esos casos lo que se observa es una mayor chance de que el verano sea un poco más cálido. Es decir, que las temperaturas entre enero y marzo alcancen valores superiores a lo normal. Se trata de zonas en las que la humedad se mantendrá dentro de los valores habituales, lo que impediría contrapesar el ascenso de la aguja del termómetro.

En cuanto a las temperaturas, en suma, el informe dice que «no se descarta que hacia el extremo norte, noroeste y centro oeste del país pueda observarse una mayor frecuencia de temperaturas máximas extremadamente altas pudiendo favorecer eventualmente la ocurrencia de olas de calor».

Sobre las lluvias, habla de «eventos de precipitación localmente más intensa que lo normal, especialmente hacia el centro este, norte y noroeste del país». La yuxtaposición de ambas variables (temperatura y humedad) terminan explicando la causa del comportamiento climático en cada región del país.

Como telón de fondo oficia la corriente de El Niño, causante -en función de lo que se está viendo- de lluvias y tormentas más frecuentes y abundantes desde que su incidencia se ha vuelto plena, en contraposición a las características que hasta ahora había venido instaurando La Niña.

Según datos oficiales, el año que terminó había sido el más seco desde 1961, algo que el nuevo comportamiento climático está empezando a revertir en varias zonas del país.

Los cambios en el patrón meteorológico introducen, además, otras dos características clave: por un lado, la posibilidad de tormentas más fuertes como el temporal que se abatió sobre Bahía Blanca y el Conurbano hace poco más de dos semanas; por otro, que las temperaturas máximas no tan extremas se vean complementadas con mínimas superiores a lo normal, producto de la misma lógica que impone una mayor cantidad de días con nubosidad.

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