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Pan a 40 pesos

En los momentos más difíciles que ha atravesado nuestro país, la solidaridad entre los ciudadanos es una cualidad que destaca. Este es el caso de Clara y Marcelo, un matrimonio de comerciantes que, a pesar de la caída en las ventas, decidió empezar a vender algunos alimentos esenciales, como el pan, a un precio accesible para los vecinos y vecinas del barrio San Cayetano. «Es como para colaborar con la gente también, está dura la mano», comentaron.
Producto de las políticas implementadas por el gobierno de Mauricio Macri, el país atraviesa una dura crisis económica que afecta principalmente a los sectores más vulnerables de la sociedad. Esto se ve reflejado en el aumento descomunal en los índices de desempleo y pobreza, y la pérdida del poder adquisitivo de quienes pudieron mantener su trabajo, lo que se traduce también en una caída en el consumo.
Este escenario golpea a las pymes y los emprendimientos familiares, como la despensa de Clara y Marcelo, «El león de Sasha», que se encuentra ubicado sobre la calle Pilcomayo al 1000, en el barrio San Cayetano. La pareja no pudo ser indiferentes ante una realidad que comenzó a golpear a los vecinos y vecinas, y optaron por adoptar una actitud solidaria para que el alimento no falte en ninguna mesa.
Por ello, comenzaron a vender el kilo de pan a 35 pesos, que luego aumentó a 40. En diálogo con LA ARENA, Marcelo explicó que tomaron la decisión de venderlo «al costo» porque «aparte de ser un llamador, también es para colaborar con la gente, está dura la mano».
Sin embargo, notaron que no era suficiente y, ante la necesidad, permitieron que los vecinos lleven alimentos a pesar de que en el momento no tengan el dinero para pagarlos. En la despensa que atiende el matrimonio y su hija, permitieron que se implemente lo que se conoce tradicionalmente como «fiado», porque «tenés que ayudar un poco a la gente».
Sin embargo, esto también se convirtió en un reflejo de la difícil situación económica que atraviesan lo vecinos, debido a que hay muchas personas que tienen deudas que rondan los «3 mil ó 4 mil pesos».
«Mi señora ha ayudado a un montón de gente. Vienen, te dicen que no tienen para comer y le decís ‘agarrá un pan, un arroz, algo para cocinar, llévatelo’. Te duele, porque uno también la ha pasado mal en algún momento, y te duele escuchar que no tienen para comer», relató Marcelo.
«Estaba mejor».
El comercio nació en el año 2012, recordó Marcelo, «cuando estaba Cristina (Fernández de Kirchner)», quien ejercía su segundo mandato como presidenta de la Nación. Trazando un paralelo con aquellos años, resaltó que «estaba mejor, porque cuando entró este gobierno tuve que agregar la despensa. Nosotros teníamos perfumería y trabajábamos de lunes a sábado. Tuvimos que agregar la despensa y abrir de lunes a lunes».
«Nosotros empezamos la despensa con 7 mil pesos. Hoy con eso no comprás ni el fiambre. Fíjate cómo cambió para mal», añadió.
A su vez, manifestó que se puede «tener un montón de cosas» pero «siempre la gente busca lo más económico, está dura la mano y bajó la venta».
En ese sentido, Marcelo no tuvo dudas en referirse a las próximas elecciones y expresó que «el gobierno que venga mientras me sirva económicamente a mí, al país y a la gente para que no haya miseria y hambre está bien».
Jubilados.
Clara se sumó a la conversación luego de atender a un cliente y advirtió que «los que la están pasando mal son los jubilados». Para graficar contexto agravante que padecen, relató: «Tenemos una abuela que viene, paga y me muestra todo. Nos muestra las boletas de gas, luz, impuestos y nos dice ‘mire, es todo lo que me queda’, y le preguntamos qué es lo que va a llevar».
«Nos dice que un huevo para el viejito que lo tiene en cama o una tirita de pan. Yo le digo ‘pero abuela no se ofende si le damos media docena de huevos, un paquete de arroz, un puré de tomate’. Le damos porque nos duele», agregó.
El solo recordar esas escenas, generó una profunda tristeza en los comerciantes. «Yo no tengo a mis abuelos, y me duele en el alma ver una persona así. El otro día vino una abuela que fue a pagar las boletas y perdió el sueldo completo de la jubilación, entonces le dijimos que lleve lo que necesite», añadió.
Marcelo afirmó que a la gente «a veces le da vergüenza», y comentó que «un señor vino con monedas y preguntó cuánto estaban los huevos. Le decimos que le vamos a dar igual, y en vez de tres le damos media docena… ¡Trajo las monedas que encontró en la casa! Están mal, tenés que pensar en el otro también».

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